“El conde”, otra película de vampiros… pero esta viene desde Chile

Rommel Ascue
2 min readSep 20, 2023

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Semanas atrás se estrenó en los cines peruanos una película de vampiros “Drácula: Mar de sangre”. En Netflix este pasado 15 de septiembre se estreno otra película de vampiros: “El conde”. Si faltaba algo que hacer con este personaje gótico, pues Pablo Larraín lo acaba de realizar: humor negro con dictadura.

Es reconocida la capacidad que tiene Quentin Tarantino de alterar la historia en sus películas, en “El conde”, veremos su influencia en este director chileno.

Pablo Larraín, conocido por dirigir “El club”, “Tony Manero”, “Neruda”, “Gloria”, “No” (nominada al Oscar), ha logrado crear un mundo paralelo de la historia chilena y con un personaje mundialmente conocido, Augusto Pinochet, famoso dictador desde el año de 1973 hasta 1990. Cometió un golpe de Estado y derrocó al presidente socialista de ese momento: Salvador Allende.

Pinochet, ingresa al etalonaje de Larraín con una paleta de color a blanco y negro. Augusto es un longevo vampiro de 250 años. Un vampiro que ha decido luchar contra toda revolución… jajajaja… disculpen la risa, pero la sinopsis es magnífica.

El término vampiro en “El conde” se potencia con la aparición de la esposa e hijos del dictador. Ellos ponen de manifiesto la segunda acepción de la palabra vampiro: “Persona o entidad que explota a otras o se aprovecha de ellas” (RAE). En magistral humor negro nos deleitamos de los diversos sucesos y nexos de la dictadura del jefe de familia.

En el Diccionario panhispánico de dudas, la segunda acepción de vampiresa es: “mujer fatal”, esto es, “mujer de atractivo irresistible cuyo poder de seducción acarrea la destrucción de aquellos a quienes seduce”. Dicho esto, el personaje de la beata está completamente justificado. Además es un personaje que brinda una agilidad narrativa al film.

Fuente: Netflix Latinoamérica

Esta historia nos regala escenas originales como el ingreso de la “Banda de música militar” al salón de la casa o el empleo de la música cinematográfica, está construida con allegros vivos o también conocido como “rondo-sonata”, que acompañan las puestas en escenas de una manera espectacular.

Esta es una película para disfrutar, para ver con sátira a los personajes sudamericanos, pero principalmente apreciar la capacidad que tiene el cine de inspirarse del mundo literario, gótico, histórico, religioso y chupasangre.

Me olvidaba, existe una voz femenina que narra los diversos hechos, he aquí, un giro interesante.

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